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El aburrimiento y la creatividad: clave perdida del pensamiento profundo

  • Foto del escritor: Gabriela Borraccetti
    Gabriela Borraccetti
  • 30 jul
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 2 ago

Manual de procesos incómodos – Parte I: En tiempos de dopamina instantánea, aburrirse parece un fracaso. Pero tal vez el aburrimiento no sea una falla, sino un umbral. Una pausa fértil, olvidada, que permite pensar, imaginar, crear. Un proceso incómodo… que estamos perdiendo.



Parte I: Aburrirse no es una falla, es una función vital

En el mundo actual, donde cada segundo de silencio parece una pérdida y cada niño inquieto es candidato a una etiqueta diagnóstica, el aburrimiento ha sido patologizado. Se lo ve como un síntoma, un problema a resolver, una amenaza al rendimiento. Pero ¿y si el aburrimiento fuera, en realidad, una señal de salud

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mental y una puerta de entrada a la imaginación?

La medicalización de lo humano

Hoy se medican no solo el dolor o la ansiedad, sino también el silencio, la lentitud, la espera y la tristeza. Los ritmos propios de lo humano se ven reemplazados por soluciones farmacológicas o digitales que eliminan la incomodidad en lugar de interpretarla. Pero eliminar la incomodidad es también eliminar la posibilidad de transformación.

Aburrirse no es un síntoma de falla: es un espacio fértil, una pausa vital en la que el aparato psíquico puede, por fin, operar en profundidad.

¿Qué pasa en el cerebro cuando nos aburrimos?

Cuando una persona no está enfocada en una tarea externa, se activa lo que la neurociencia llama "Red Neuronal por Defecto" (RND): un sistema cerebral que se enciende durante el reposo mental, los momentos de ensoñación o introspección. En esa red se integra información, se reconfiguran memorias, se simulan futuros posibles y se elaboran soluciones creativas. No es pasividad: es elaboración profunda.

Pero la cultura actual ha construido un entorno en el que esa red se mantiene apagada casi todo el tiempo. Los estímulos permanentes —pantallas, notificaciones, videos, scroll infinito— suprimen la actividad de la RND y con ello, la capacidad de sostener un pensamiento largo, conectar ideas o simplemente tener una intuición.

Dopamina, placer inmediato y daño a largo plazo

Cada vez que accedemos compulsivamente a redes sociales o estímulos inmediatos, nuestro cerebro libera dopamina: el neurotransmisor del deseo y la anticipación. Pero a mayor frecuencia, menor sensibilidad. Lo que antes nos daba placer hoy ya no alcanza, y vamos necesitando dosis más grandes de estímulo. Esta lógica adictiva atrofia la capacidad de esperar, de desear, de esforzarse. En palabras simples: se pierde la inteligencia simbólica, la que permite tolerar el vacío y generar sentido.


LISTA NEGRA DE CONSECUENCIAS

  • Creatividad en extinción: Artistas reportan bloqueos creativos un 60% más que en los años 90 (informe UNESCO). Y si no, pregúntense por qué cuando hay que escuchar buena música, tenemos que poner viejos temas que por suerte, no envejecen. Pn programas como "La Voz", no hay "música moderna", porque incluso muchos consideran que esto, ya no es música sino su simplificación. Las exposiciones de arte o desfiles de modelos, parecen más un scroll que un acto creativo. 

  • Inteligencia superficial: Memorizamos datos, pero no sabemos relacionarlos.

  • Vulnerabilidad emocional: Menos tolerancia al estrés, la frustración o el rechazo.

  • Modo avión imposible: La incapacidad de estar sin conexión es tal que, en un experimento clásico, personas preferían recibir descargas eléctricas antes que permanecer solas y en silencio durante 15 minutos.


¿Qué perdemos al evitar el aburrimiento?

La imaginación es una facultad que necesita espacio interior. Cuando ese espacio está colapsado por la hiperestimulación, se produce una mente reactiva, incapaz de pausa, y sin capacidad de autogenerar sentido. En ese contexto, la inteligencia se vuelve funcional, no simbólica. Y esa pérdida no es menor: es lo que distingue a un ser humano de un algoritmo.


Antídotos prácticos para recuperar el aburrimiento fértil

  • Baños de aburrimiento: Al menos 15 minutos al día sin ningún tipo de estímulo externo (sin celular, sin música, sin pantalla, sin lectura). Solo dejar a la mente vagar.

  • Lectura lenta: Leer en papel, subrayar, escribir notas al margen. Este tipo de lectura activa la red neuronal por defecto.

  • Juegos analógicos: Ajedrez, rompecabezas o simplemente mirar por la ventana. La clave es no hacer nada productivo.

Caso real: JK Rowling

JK Rowling imaginó la historia de Harry Potter mientras esperaba un tren. No tenía pantalla, no tenía estímulos. Solo tenía tiempo. Esa fertilidad sería hoy impensable si TikTok le hubiera robado el momento.

Parte II: El rol de la IA en la crisis cognitiva

La inteligencia artificial —si bien puede ser una herramienta poderosa— también actúa como un espejo amplificador de los errores humanos. Si una persona ya tiene ideas equivocadas o conceptos distorsionados, la IA puede reforzar esos errores con respuestas aparentemente verosímiles. Este bucle de retroalimentación puede conducir a una cadena de consecuencias graves: en algunos casos, suicidio; en otros, violencia; en muchos más, delirios colectivos que terminan viralizados como si fueran verdad.

Esto no es un discurso anti-tecnología. Es una advertencia sobre el uso pasivo de las herramientas.

La paradoja del progreso

Tenemos acceso a todo el conocimiento humano desde la palma de la mano, pero hemos perdido la capacidad de profundizar en él. La hiperconectividad no genera más sabiduría, sino más fragmentación. Y en ese escenario, la IA —en lugar de ser una herramienta crítica— se vuelve una muleta que fortalece la superficialidad.

Advertencia final

Usar la IA como espejo o como guía depende del estado interno del usuario. Si ese usuario perdió la capacidad de sostener el silencio, de esperar, de elaborar lo que no entiende, no será capaz de pensar con profundidad, ni con libertad. Por eso, como dijo Rainer Maria Rilke:

“La paciencia lo es todo. No hay que forzar las respuestas. Hay que vivirlo todo.”

Este artículo es parte del Manual de procesos incómodos. Próxima entrega: La espera y la lentitud.

2 comentarios

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Invitado
13 ago
Obtuvo 4 de 5 estrellas.

Excelente Gabriela como siempre muchas fuentes creíbles .Gracias

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Sandra Calotti
01 ago
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Aprender a Estar....y no sólo a Ser.

La verdad es que no uso ni a Meta, ni a Gemini, ni Chat gpt.... me da miedo entrar en esa red....Prefiero seguir con google, aunque tampoco es santo de mi devoción...

Gracias, Gabriela!!

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Gabriela Borraccetti

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